En esta publicación hoy veréis un vídeo en el que se intenta reproducir con el mayor rigor histórico posible el proceso de elaboración de la cerámica castreña.
El primer paso era a obtención de las materias primas. Para la fabricación de cerámicas se empleaba arcilla, elementos no plásticos para dar a la arcilla mayor resistencia conocidos como desgrasantes, agua y madera.
Las arcillas se extraerían de las barreras próximas a los castros, tras una selección preliminar para seleccionar las más adecuadas según el tipo de cacharro que se quería conseguir. La esta arcilla se añadirían agua y se podrían añadir o no los desgrasantes .Los desgrasantes pueden ser elementos de origen granítico (mico, cuarzo y feldespato), orgánicos (como paja) o cerámicas machacadas. Existe también la posibilidad de que se mezclasen las arcillas como se hace en la alfarería tradicional actual. Con estos ingredientes se formaría una pasta que se decantaría, batería y amasaría hasta que tomara la consistencia adecuada para construir la pieza cerámica deseada.
Las piezas se modelaban manualmente, mediante la técnica de churros o placas. Es posible que en el momento final de la Edad del Hierro se introdujera algún tipo de torno bajo o lento, especialmente para el acabado exterior de la pieza. Finalizado el proceso de modelado de la pieza el siguiente paso era el secado de la misma y el posterior acabado de la pieza. Este acabado puede ser un alisado superficial con la misma mano, algún elemento como un fragmento de madera o buscar algún acabado determinado como ocurre con la técnica del bruñido, en la que se friega la superficie con una piedra, paño o similar para obtener un brillo metálico.
En este momento, también puede decorarse la pieza. Para su decoración, se empleaban técnicas como la “incisión” o “acanaladura”, impresión (sí se emplea un elemento natural, como un dedo) o estampilla (sí se fabrica un punzón con el motivo deseado expresamente) y también decoración plástica. Estas técnicas se emplearon durante toda la Edad del Hierro en el noroeste, en solitario o combinadas entre sí, con excepción de la estampilla, que comenzaría a usarse a partir del s. IV aproximadamente. Existen significativas diferencias tanto en las técnicas como nos motivos preferidos en cada castro para decorar su cerámica. Normalmente, las decoraciones se localizan en el tercio superior de la pieza, entre el cuello y la parte alta de la barriga, donde es más visible.
Una vez modelado y decorado el cacharro, se cocía, a veces junto a trozos de cerámica reutilizados, que ayudaban a colocar las piezas en el horno. Prácticamente, desconocemos como serían los hornos en la Edad del Hierro, pero es posible que se emplearan a cielo abierto, bien documentados en la etnografía, que alcanzarían unas temperaturas alrededor de los 800 º C. Las piezas se colocarían en el suelo, tapadas, con una pequeña cámara para el fuego por debajo o se cubriría con restos vegetales a los que se prendería fuego y se tapaba con tierra, conformando pequeñas cámaras de cocción. El horno empleado en este video es una recreación de una pieza arqueológica descubierta en Castromao e identificada por algunos autores como un horno cerámico.
La cerámica castreña evoluciona y cambia durante la Edad del Hierro. En la Primera Edad del Hierro, aun se pueden apreciar formas y técnicas herederas del Bronce Final. En la segunda edad del Hierro, se aprecia un importante salto tanto a nivel tecnológico cómo estilístico, y finalmente en el Cambio de Era, se continuará con el proceso de mejora técnica sin que se observe un gran salto con respeto del período anterior.
A lo largo de las tres fases de la Edad del Hierro (primera Edad del Hierro, segunda y cambio de Era), se producen cambios en las formas y decoraciones de las piezas, que se adaptan a los gustos locales, funcionalidades necesarias y tecnologías disponibles.